Capítulo II Victoria privada

Primer hábito: Sea proactivo

En este capítulo, el autor comienza haciendo una breve intervención acerca de los mapas sociales que pretenden explicar el comportamiento del hombre y que se basan en la teoría del estímulo/respuesta, cuya idea básica es que estamos condicionados para responder de un modo particular a un estimulo concreto. Dichos mapas son: El determinismo genético (la culpa es de los abuelos), el determinismo psíquico (la culpa es de sus padres) y el determinismo ambiental (alguien o algo de su ambiente es responsable de sus situación).

Para demostrarnos que nuestra naturaleza no puede ser encasillada en ningún tipo de determinismo, Covey nos narra la sorprendente historia de el psiquiatra judío Viktor E. Frankl quien consideraba que al hombre se le puede despojar de todo salvo la de elegir sus valores de actitud frente a las circunstancias de su propia vida.

Sus padres, su hermano y su mujer murieron en los campos, en cámaras de gas. El propio Frankl fue torturado y sometido a innumerables humillaciones, sin estar nunca seguro de si en el momento siguiente lo llevarían a la cámara de gas o se quedaría entre los que se “salvaban”, los cuales retiraban los cuerpos o recogían las cenizas de los condenados. Pero en su cautiverio, Frankl empezó a tomar conciencia de lo que denomino “libertad ultima”, esa libertad que sus carceleros nazis no podían quitarle. Ellos podían hacer lo que quisieran con su cuerpo pero él era un ser autoconsciente y capaz de decidir de qué modo podía afectarle todo aquello.

En medio de sus experiencias Viktor Frankl, se proyectaba hacia contextos diferentes, por ejemplo: se imaginaba dando conferencias después de haber sido liberado del campo de concentración. Los nazis tenían más libertad exterior pero el tenia más libertad interior para ejercitar sus opciones. Se convirtió en un ejemplo y le ayudo a otros a encontrar un sentido a su sufrimiento y dignidad en su vida de prisioneros.

En las mas degradantes circunstancias, Frankl descubrió un principio fundamental de la naturaleza del hombre: “Entre el estimulo y la respuesta, el ser humano tienen la libertad interior de elegir” y empezó a desarrollar el habito fundamental de las personas que en cualquier medio son altamente efectivas: La Proactividad.

Este hábito representa la posibilidad de asumir nuevos desafíos en el ambiente de libertad individual y responsabilidad social de las personas. Este es el hábito de la conciencia y conducta de responsabilidad, el que resulta determinante en cada persona para comprender sus realizaciones y frustraciones, sus retos y sus respuestas, sus ambiciones y sus logros.

Las personas proactivas llevan consigo su propio clima. El hecho de que llueva o brille el sol no supone ninguna diferencia para ellas. Su fuerza impulsiva reside en los valores y su valor es hacer siempre un trabajo de muy buena calidad sin depender de que haga un buen tiempo. En cambio las personas reactivas se ven impulsadas por sus sentimientos, por las circunstancias, por las condiciones y por el ambiente.

Todos tenemos una amplia variedad de preocupaciones. Una forma de conocer en qué canalizamos nuestras energías es imaginarnos un círculo de preocupaciones y dentro de ese círculo una zona de influencia. Por un lado existen cosas en las que tenemos cierto control y otras en las que no. La persona proactiva enfoca su tiempo y energías a su zona de influencia, en aspectos de su vida donde tiene un cierto control. La persona reactiva tiene como su foco principal la zona de preocupaciones, donde no tiene control, lo que le genera actitudes negativas acusando a los demás y a las cuestiones externas de todo lo que le sucede. El enfoque proactivo se orienta a resolver problemas dentro del círculo de influencia, tratando de que el tamaño de éste sea al menos igual al del círculo de preocupaciones.

Ser proactivo, significa que como seres humanos, somos responsables de nuestras propias vidas y que nuestra conducta es una función de nuestras decisiones. Tomar la iniciativa no significa ser insistente, molesto o agresivo, significa reconocer nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; tomar la iniciativa es resolver los problemas que se nos presentan siempre y cuando tomemos las decisiones correctas y necesarias basándonos en nuestros valores para poder realizar nuestras tareas.

Las empresas, los grupos comunitarios, las organizaciones de todo tipo (incluso las familias) pueden ser proactivos. Pueden combinar la creatividad y los recursos de los individuos proactivos para crear una cultura proactiva dentro de la organización y alcanzar los propósitos compartidos de todos los individuos implicados.

El enfoque proactivo de un error consiste en reconocerlo instantáneamente, corregirlo y aprender de él. Algunos ejemplos ilustrativos sobre lo que constituye el hábito de la Proactividad son los siguientes:

  • Valore positivamente la proactividad porque su práctica cotidiana le significará también una mayor libertad personal.
  • Tome la iniciativa: reconozca su responsabilidad de hacer que las cosas sucedan y sea siempre una solución para los problemas y no un problema para usted mismo
  • Acepte nuevos retos que lo desafíen a cuestionar y romper su precaria seguridad para desarrollarse cada vez más.
  • Supere con decisión y valor las barreras internas y externas que le impiden actuar en forma proactiva.
  • Anticípese al futuro diseñando con creatividad y oportunidad acciones preventivas.
  • Actúe con suma responsabilidad en su trabajo como un camino inteligente para progresar.
  • Reafirme día tras día la responsabilidad que tiene sobre su propia vida y sobre sus propios actos.

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